Notas del padre: 29 de junio de 2025
- Father Ben Bray

- 28 jun
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En mi columna de este fin de semana, quisiera hablar sobre la conexión entre el Espíritu Santo y la Eucaristía. ¿Por qué? Porque, como seres sensibles, solemos olvidar la promesa de Jesús de estar siempre con nosotros. En su bondad, Dios nos concede un encuentro real y tangible con Él en cada Misa, especialmente en la Eucaristía. ¿Sabían que el Espíritu Santo tiene un papel fundamental en que esto suceda?
Hay una parte de la Misa llamada epíclesis. En ella, el sacerdote (según la plegaria eucarística que utilice ese día) reza unas palabras que piden al Espíritu Santo que transforme el pan y el vino en el Cuerpo y la Sangre de Jesús. Un ejemplo: «Santifica, pues, estos dones, te rogamos, enviando tu Espíritu sobre ellos como el rocío». ¿Les suena familiar? Debería, porque es cuando suenan las campanas por primera vez. Estas llaman la atención sobre el hecho de que el Espíritu Santo, que renueva todas las cosas, ayuda a convertir estos elementos terrenales, el pan y el vino, en el Cuerpo y la Sangre de Jesús.
Quizás te preguntes: ¿Acaso la Eucaristía no gira en torno a Jesús? ¿Por qué interviene el Espíritu Santo? Si bien cada miembro de la Trinidad conserva su individualidad, colaboran en todo, incluso en la transformación del pan y el vino en la Eucaristía. El Espíritu Santo tiene la misión especial de renovar y recrear, por eso se le invoca durante la epíclesis.
Te animo a que la próxima vez que estés en Misa y oigas las campanas durante la epíclesis, pidas al Espíritu Santo que descienda sobre ti y aumente tu fe en que esta Eucaristía es el Señor Jesús. Pídele al Espíritu Santo que te ayude a vivir esta comunión con todas las personas con las que te encuentres durante la semana que viene.
¡Que crezcamos en la apreciación de este don de la Eucaristía y del lugar del Espíritu Santo en la Misa!
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